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5/12/14

Las verdaderas razones

A muchas personas parece olvidársele que lo que está en juego en el actual diferendo con Haití es más que la nacionalidad de un grupo de personas más o menos numeroso.

La nación dominicana y la nación haitiana tuvieron procesos políticos y económicos muy diferentes, que crearon también pueblos de naturaleza distinta. Lo racial es quizás la menor de las diferencias entre ambas naciones.

Como expresara José Núñez de Cáceres, al entregarle a Boyer las llaves del país en 1822, "todos los políticos... han considerado siempre la diversidad de idioma, la práctica de una antigua legislación; el poder de las costumbres que han arraigado desde la infancia y la disimilitud de costumbres hasta en la alimentación y el vestido... La palabra es el instrumento natural de comunicación entre los hombres: Si no se entienden por medio de la voz, no hay comunicación, y es ahí ya un muro de separación tan natural como invencible...". 

Y el maestro Hostos lo vio tan claro como el día: "la lucha que sostuvo el pueblo dominicano contra Haití no fue una guerra vulgar. El pueblo dominicano defendía, más que su independencia, defendía su idioma, la honra de su familia, la libertad de su comercio, la moralidad del matrimonio, el odio a la poligamia, mejor destino para su raza, mejor suerte para su trabajo, la escuela para sus hijos, el respeto a la religión de sus antepasados, la seguridad individual... Era la lucha solemne de costumbres y de principios diametralmente opuestos..."


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