un cuando existimos gracias al sexo, ese no es un tema del que le guste hablar a muchos profesionales de la salud en Puerto Rico cuando atienden a personas mayores de 60 años.
Al toparse con esa realidad durante un análisis de literatura científica para el curso Fundamentos de la Promoción de la Salud, cuatro estudiantes de maestría en salud pública de la Universidad de Puerto Rico en el Recinto de Ciencias Médicas (RCM) decidieron hacer algo para cambiar la cultura de silencio.
“No se puede asumir que a la personas mayores no les interesa el tema de la sexualidad”, alertó Isamary Dávila García, una de las alumnas.
“Si un profesional de salud no es capaz de hablar con sus pacientes de sexualidad, el mismo paciente no se va a atrever a hablar del tema. Uno de nuestros objetivos principales es alcanzar a la población de profesionales de la salud para que sean conscientes de que el tema de la salud sexual es un tema del que se debe hablar en todo momento. (Por ejemplo) Si un medicamento tiene efectos secundarios sobre la salud sexual se les tiene que advertir”, afirmó en entrevista con Elnuevodia.com.
Su compañera de clases Pamela Bernard Boigues agregó que lo mismo va para estudiantes de profesiones de la salud y la conducta. Por eso además de dar a conocer los hallazgos de su trabajo en el Recinto de Ciencias Médicas, procurarán publicarlo en al menos tres revistas especializadas y ya tienen programada una presentación durante la Quinta Conferencia Puertorriqueña de Salud Pública, pautada para los días 2, 3 y 4 de mayo en el Centro de Convenciones de Puerto Rico.
Uno de los estudiosos de la sexualidad consultados por el grupo de estudiantes –grupo que completan Santos Ortiz Coma y Ephraim Acevedo Morales- confirmó que las personas de 60 años o más pueden tener una sexualidad satisfactoria si asumen su nueva realidad en ese aspecto. A juicio del doctor José Pando, “lo más importante es que la gente entienda que la sexualidad después de los 60 años requiere una reevaluación”.
“La persona tiene que aceptar ciertos cambios y reajustar su sexualidad de forma adaptada a su realidad, tanto la de individuo como la de pareja. No es eliminar la sexualidad. A lo mejor deja de haber sexualidad genitalizada, pero surgen aspectos de compañía. Se pueden cambiar posiciones, tener sexo menos fuerte, usar lubricantes, pomadas con ciertos elementos como estrógeno, remplazos hormonales a corto plazo o naturales, sexo sin penetración”, enumeró el psicólogo clínico y terapeuta sexual.
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