Estar enamorados es una de las experiencias más felices que podemos vivenciar. Cuando lo estamos, nos sentimos fuertes, vibrantes, empoderados y agradecidos por todo lo bueno que nos rodea en ese momento.
El punto está cuando ciframos demasiada expectativa en la otra persona y nos comenzamos a abandonar a nosotros mismos.
Si bien es natural la entrega casi incondicional en etapas iniciales de la relación, llega un momento en el cual los rasgos 100% humanos de la otra persona comienzan a aflorar y, del mismo modo, lo hace nuestra capacidad de reaccionar frente a ellos.
Muchas veces decimos que amamos sin esperar nada a cambio; pero, en realidad, ocurre lo diametralmente opuesto.
Solemos poner decenas de condiciones para que la relación de pareja sea como nosotros la deseamos; nos desilusionamos si no obtenemos lo que esperábamos o nos damos cuenta de que la otra persona puede cometer muchos errores, mostrando matices antes desconocidos y poco gratos para nosotros. Es así como la relación se va desgastando lentamente y vamos perdiendo el norte, sufriendo a nivel físico y emocional.
Aprender a amar implica cultivar un espacio de amor que sea tanto más grande que el dirigido a una sola persona. Cuando descubrimos que somos amor en movimiento constante, la perspectiva se despliega y comenzamos a encontrar la plenitud desde nuestro interior.
El amor está en las cosas más simples: En el amor a la vida, en nuestras pasiones y logros; en la salud que nos acompaña día a día y en cada uno de los aspectos de apreciación que, desde este momento, podemos comenzar a desarrollar en nosotros.
Es, entonces, desde esa panorámica, donde obtenemos mayor claridad, pudiendo dirigirnos, con determinación, a abrazar nuestra relación actual. “¿Es realmente esto lo que quiero para mi?” constituye una pregunta clave.
Cuando hemos llegado a un punto en el cual es tanta la lejanía entre ambos y es tan evidente la falta de amor -no solo presente en la relación de pareja, sino en la relación con nosotros mismos- que, sin duda alguna, necesitamos dar un paso más allá y expresar lo que realmente sentimos.
En este proceso, podemos sentirnos comprendidos o no y, cuando esto último sucede, es necesario soltar y tomar un nuevo rumbo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario