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20/7/15

Las fallas en el sonido de Juan Luis

Cuando decimos que Juan Luis Guerra es un artista muy estricto y meticuloso con todo lo que hace, es porque le conocemos más allá de lo que muchos se imaginan.

En Juan Luis no hay nada al azar, aunque demuestre lo contrario y aparente que hay cosas que no les interesan ni le importan.

Demás está decir que participamos en la mayoría de sus giras en la época en que atronaba con Bachata Rosa. Que estuvimos con él en Miami, Madrid, New York, Colombia, Venezuela, Puerto Rico en múltiples ocasiones. Y aunque en esos viajes los artistas no se exponen al público y se concentran en las "suites" de los hoteles y raramente salen, a no ser a sus presentaciones, con Juan Luis estuvimos en el Museo del Prado de Madrid, en las librerias de Caracas, buscando libros, o jugando "cucaracha" con los músicos, en los tiempos libres.


Cucaracha es un trago flameado que hay que tomárselo con un calimete, de un solo sorbo, demostrando  habilidad para no quemarse. Ya se pueden imaginar la "jumeta" de una noche tomando "cucaracha".

De igual manera andando por el Corte Inglés, con Bienvenido Rodríguez, comprándole cosas a Juan Luis para llevárselas al hotel.

No está el artista presente en ese momento, pero uno se fija en sus gustos y preferencias, a partir de lo que le compran. Y para un buen entendedor pocas palabras bastan, sobre todo cuando se posee el espíritu inquisidor y sabuezo de periodista acostumbrado a ver más allá de la curva.

Juan Luis no deja cabos sueltos en lo artístico. Talvez si en lo personal...Recuerdo que anotaba teléfonos de muchachas admiradoras en papelitos, que luego su esposa Nora le encontraba en los bolsillos de los pantalones que usaba, o que no dejaba al socaire, como es de mandato en todo hombre previsor.

Ya les conté de la ocasión en que se presentaba en Radio City Music Hall, que se vendió una fecha (sold out), y hubo necesidad de abrir otra.

Juan Luis aparentaba estar muy "quitado de bulla", en cuanto al ritmo de venta de boletas. P ero a cada instante llamaba para conocer como iba el asunto, lo cual nos fue confiado por el encargado de la boletería.¡Lo tenía al garete!

Les hablamos  del "callo" que es Juan Luis cuando está grabando, y lo mucho que controla los procesos de sus producciones, sean espectáculos, video, o canciones.
Exigente como el sólo, lo cual es entendible para una figura de su dimensión y categoría.

Muy pendiente de su sonido, comprobable en el hecho de los ensayos y "sound chek" que realiza para sus  conciertos, en muchos de los cuales estuvimos presentes.

Por eso decimos que nos resulta extraño el hecho de que en más de dos publicaciones que se han hecho de su gira, tanto en las presentaciones de Londres como la de Madrid, se hayan producido quejas con el sonido, según las reseñas de periodistas especializados que hemos leido.


Porque si hay algo que el artista cuida, es precisamente eso...
La primera vez que actuó en el Estadio Olímpico, patrocinado por Barceló, hubo que traer equipos alquilados  hasta de Miami, para cumplir con las exigencias y requerimientos de su concierto en ese momento.

¿De qué están hablando entonces algunos teóricos, que talvez nunca han estado en un concierto de Juan Luis, ni lo conocen de cerca, pretendiendo enmendarle la plana a uno?.

Yaqui Núñez decía que la ignorancia es atrevida, y yo le agregaría que también es necia, porque ¡cuánta gente hablando por "boca de ganso", sin ningún conocimiento ni criterio!. ¡Por Dios!. Verdaderos botafumeiros...

Sólo en los conciertos de músicos y artistas descuidados, y malos,  sucede eso de que los primeros temas son para tomar balance, algo impensable en 4-40 la afinación perfecta.

Y Juan Luis no hace eso, ni sus músicos tampoco.

Como no es cierto el argumento de que él no está atento al sonido, porque como ya hemos dicho, esa es la parte religiosa de sus espectáculos.

En todo concicerto hay un monitoreo de personal especializado que fiscaliza como está saliendo todo, y se dirige y corrige por radio, y ahora se procesa hasta con un Ipad.

Ya con una reiteración de la queja, algo raro debe estar pasando.

Pero no es verdad que Juan Luis no tiene conocimiento de ese problema.

¡Lo debe estar matando!


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