Durante los últimos años las mujeres de la comunicación estuvieron reinando en la televisión con las revistas semanales de variedades, pero la realidad ha ido cambiando con la salida paulatina de varias figuras importantes de la pantalla chica.
El último caso es el de Iamdra Fermín, pero antes que ella estuvo Miralba Ruiz, Tania Báez, Janny Paulino, Yolanda Martínez, como también Mabel Henríquez, y aunque Nikauly de la Mota salió de su programa para aceptar un cargo diplomático, de haber tenido una mejor sustentación económica se da por descontado que ese cambio no se hubiera dado.
La modalidad de hacer "reality Show" o "programas de temporada" tampoco ha sido viable, pues los costos de producción y lo que conlleva una hora de televisión se han hecho incosteable.
Una que ha desistido de ello es Georgina Duluc, quien ha preferido enfocarse en el cine y el teatro, porque no tuvo una buena experiencia con su programa de temporada en términos económicos.
No hay quien aguante pagarle 700 mil pesos a un canal de televisión por sólo poner en el aire un programa que se le lleva hecho, en un cassette, donde la planta no ha tenido que usar sus estudios, sus luces, equipos y técnicos, porque el productor lo ha hecho y costeado por su cuenta, lo cual conlleva una suma significativa en producción.
Estaríamos hablando de más de un millón de pesos, sumando costo de producción y pago al canal, que con la anémica colocación publicitaria provoca dificultades en términos de rentabilidad.
Situaciones como estas son las que se han ido "tragando" a las mujeres en la televisión, lo cual se traduce en una realidad aplastante.
La situación se ha tornado muy difícil, pues los canales no invierte nada, y están "rajados a banda", comercializando sus espacios sin ninguna contemplación.
Con el agravante de que la tendencia en algunos canales se enfoca hacia los enlatados, como es el caso de Antena Latina, uno de cuyos principales accionistas, actualmente en conflicto, es uno de los más importntes distribuidores de contenidos para la televisión, desde Miami.
La inversión publicitaria en la televisión ha experimentado cambios dramáticos, y los contratos que muchos anunciantes proponen envuelven sumas exageradamente pírricas, en una especie de "lo toma y lo deja", que tiene a muchos productores y programas contra la pared.
El esfuerzo de los productores independientes choca con una realidad insalvable, pues aparte de los exiguos presupuestos publicitarios que no alcanzan a todos, que muchas veces dependen de comercializadoras que han incursionado en el negocio, está la situación de que el canal a veces compite de manera desleal con quienes les compran espacios.
Se da, por ejemplo, con anunciantes de Nueva York, que pagan una tarifa por sus comerciales a un programa, pero los vendedores del canal se meten por el medio y les ofertan cuñas a mitad de precio o pagando una tercera parte, como parte de un paquete para toda la programación.
El anunciante termina colocando en el canal, porque le sale más barato, y desestimando el programa donde estaba.
Como se puede ver, lo que hay es un cerco...
A los productores de programas los tienen "rodeados",..."quitimani", como cuando de muchachos jugábamos a los vakeros y a los bandidos y detectives.
No es de extrañar que muchos se rindan, o que la huida sea inmidente...siempre y cuando logren romper el cerco.
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